lunes, 15 de abril de 2013

Optimista es lo contrario de victimista,sonríe.

sonrisa pintada simulando espejo
sonríe
A veces al levantar la vista en el espejo, sobre todo después de una crisis de SII en el lugar menos adecuado,  nos vemos cansados y enfados, por eso en éste lugar alguien optó por este "espejo". El SII no avisa, bueno sí inconscientemente ya sabemos que nos va a atacar cuando menos debe, cuando más embarazosa sea la situación y cuando más daño nos puede hacer, claro que esa es la parte del pensamiento negativo. Padecer una enfermedad crónica intestinal limita la vida diaria, es innegable, ahora, recrearse en el padecimiento sea éste el que sea es peor. Hay en toda enfermedad o circunstancia adversa varias fases  y el SII dado que se caracteriza como benigno por parte de los especialistas parece ser un olvidado , sales de la consulta como si encima tuviese que agradecer tener SII y no un tumor del tamaño de un melón...y efectivamente en comparación salimos ganado, pero eso no quita que no es plato de gusto.
¿Podemos de alguna manera ser optimistas?¿Debemos ser optimistas con SII, cuando sabemos que estamos limitados en muchos aspectos y que parece que eso no le importan absolutamente a nadie? Bueno, yo creo que sí, pero suelo respetar opiniones contrarias basadas en vivencias, hay personas con SII que son absolutamente infelices, hay personas que en determinados momentos de su vida el SII les destrozó la vida y hay otras que lo aceptan según el momento. LO que no me gusta es el victimismo, ni en el SII ni en cualquier enfermedad, ni esa pirueta mental que hace que muchas personas afectados de una dolencia y sus familiares, transformen el dolor o el impedimento en una experiencia mística y gozosa. No hay nada de gozoso ni bueno, ni alegre, ni de dignificante en padecer dolor, ni en sufrir una crisis diarreica, ni en pasar un ictus. Cada vez que leo que alguien ha aprendido de su enfermedad le comprendo, pero a la vez le considero poco inteligente( yo he sido así por eso lo digo), porque con un poco de empatía puedes aprender, no hace falta que te mutiles para saber como vive un mutilado, aunque sí hace falta que investigues, busques soluciones y uses el sentido común a al hora de tratar con alguien con una dolencia. Soy optimista, pero sigo sin subirme a un autobús atestado de gente, soy optimista pero he probado muchos tratamientos, soy optimista pero he pasado por decenas de pruebas, por diferentes dietas, soy optimista pero he realizado diferentes terapias, soy optimista pero más de una vez hubiese agradecido esa sonrisa en el espejo en vez del rictus de dolor, soy optimista, sin duda, pero a veces flaqueo, otras me canso y algunas  veces hasta  lo aprovecho, soy optimista pero realista, así que a veces aunque me duela sonrío y aveces me olvido de sonreír por un largo período de tiempo, peros e me pasa. Como soy optimista también le exijo a quien le tengo que exigir, y ahí es cuando más sonrío...

6 comentarios:

Unknown dijo...

Enfrentarnos a una enfermedad crónica es todo un reto porque nunca sabemos hasta donde somos capaces de llegar como personas, son experiencias que no conoceremos hasta que la vida no nos pone en esa situación. Para nosotros será una nueva experiencia y todo un aprendizaje. Con ello debemos de aprender una nueva forma de vivir y ver la vida, todo ello estará marcada por la limitación y la incapacidad que nos genera nuestra enfermedad.
Esta tarea, la aceptación de la enfermedad, no resulta fácil porque no existen soluciones mágicas y que en gran medida depende de nosotros. Porque nada que merezca la pena en la vida suele resultar fácil, pero por ello no se convierte en una tarea imposible. De nosotros depende que valoraremos nuestra vida de una forma más positiva, todo pasa por aceptarla y evitar poner más barreras que las propias que ya nos impone nuestra enfermedad.
En cierto momento escuche de un paciente experto y formador de la Escuela de Pacientes que ya había aceptado su enfermedad y que sabía vivir con ella: “Que cada enfermedad nos viene a enseñar algo nuevo en nuestras vidas”. Y lleva toda la razón, porque la vida es un continuo aprendizaje, todos los días aprendemos algo nuevo que nos marca o nos condiciona en nuestra forma de afrontar el reto de la vida.
La enfermedad es una escuela de valores porque nos enseña muchas cosas. Nos puede servir para saber de que todos somos vulnerables, a cualquiera le puede pasar esto, y entonces, nos damos cuenta de que no pasa nada por depender un poquito de alguien, que no pasa nada por no poder hacerlo, no pasa nada por necesitar ayuda. Las personas cuando padecemos una enfermedad grave, ya sea en el mismo transcurso o cuando ya la hemos superado, normalmente nos cambia para mejor. Nos hace ser mejores personas, somos más considerados con los problemas de los demás o con los que padecen nuestros iguales porque aprendemos a sufrir y a luchar contra el sufrimiento humano.

jmbarcena dijo...

Gracias José raul, te copio pego lo que respondí en el grupo:
Cierto, aunque como dije en el post preferiría que mi empatía hubiese surgido de mí , sin tener que ser crónico, no obstante la experiencia y el paso del tiempo también ayudan a redefinir posturas que por lo general y al inicio de un diagnóstico crónico son bastante radicales. Lo peor es que mucha gente cree que sí hay soluciones mágicas y ahí toca hacer una labor que tiene que conjugar la información con el respeto hacia las decisiones de quien padece una enfermedad crónica, a veces resulta frustrante ver como algunas gastan ahorros y fuerzas en terapias que sabemos que solo parchean y otras resulta desesperante que alguien y por una experiencia personal insista en un método, un profesional o un tipo de vida. Se aprende sí, pero si o hay disposición anterior a veces hay una introspección que no trae más que problemas, de ahí el llamamiento al optimismo sin por ello dejar de ver la realidad. Gracias por leerlo y compartirlo.

La Colonista dijo...

Josem, es difícil ser optimista teniendo en cuenta por todo lo que pasamos aún así se intenta. Cómo agradezco tener este blog al que recurrir aunque ojalá no tuviera que leerlo ni hacer el mío.

Mucho ánimo y no dejes el blog!

http://bloglacolonista.blogspot.com

jmbarcena dijo...

Bueno el optimismo no es más que por naturaleza, casi mejor diría que esperanzado, pero no quita los malos momentos ni los sinsabores de perder oportunidades, tiempo y fuerzas. El blog es para eso, un pequeño punto de encuentro mientras ponemos en marcha la maquinaria de la asociación(trabajo complejo) e intentamos trasladar esa ayuda a todo el mundo. Gracias por leerme¡

Mayte dijo...

HOla!!!!! EScribo solo para comentar que leer este blog me ha sentado bien!!!!

Soy otra persona con el colon irritable!!! y entiendo todo lo que puede limitarnos.....pero desde hace tiempo, yo me propuse que la tripa nunca me limitaría la vida......algo limita....pero hay que intentar que no sea en nada importante......que nunca nos quite la sonrisa.....qeu no nos impida hacer un viaje, ir a una fiesta, que nos nos impida disfrutar......

jmbarcena dijo...

Verás Mayte, el SII sí impide hacer un viaje o participar de una fiesta a gusto, acabar bien un examen, una entrevista de trabajo, en fin es una enfermedad limitante con la que hay que lidiar, no significa que se tenga quee vitar todo lo que nos preocupe, pero se limita y mucho, sobre todo porque mucha gente lleva dietas,se cuida, se medica y no consigue superar los síntomas (disminuirlos sí, pero ni siempre ni de una forma definitiva) no obstante también esto obliga a plantearse qué tipo de vida llevamos y si las cosas las hacemos por propia convicción o por convecionalismos. Sea como fuere hay que afrontarlo, pero limita, eso sí, el disfrute de la vida a veces viene por caminos insospechados