viernes, 14 de agosto de 2015

No soy un guerrero, no soy un héroe.

Hoy para #FFpacientes un tema controvertido y desde el punto de vista personal.
 El emperador que unificó China, buscando la  eternidad se hizo enterrar con un ejército de casi 8.000  guerreros de terracota. De nada le sirvió pues la muerte es un proceso más de la vida, así como la enfermedad que en el fondo solo es un proceso más de la vida y sus circunstancias. La muerte en edades tempranas es dolorosa, y la lucha contra la enfermedad siempre ha sido estudiado, analizado e interpretado por todas las disciplinas humanas, tanto  científicas como artísticas. Mimí la protagonista de La Boheme fallece de tuberculosis ante la angustia de sus amigos y enamorado que ven como la enfermedad destroza el amor, la belleza y al juventud y nada pueden hacer.
 Podemos trasladar a Mimí a nuestros  tiempos y hay otras enfermedades que nos arrebatan familia, amigos y amores sin que podamos hacer más que acompañarles en ese tránsito y ellos vivirlo como una etapa de la vida, la última. Los 8000 soldados, nada pudieron hacer por el emperador Quin Shi Huang, ni el amor de Rodolfo por Mimí, a veces nada podemos hacer no ya ante la muerte sino ante la enfermedad crónica y sus limitaciones sino convertirla en parte de la vida, asumirlas y adaptarnos a ellas. Cuando además no hay mucho alivio y en el caso particular de algunos afectados de SII no hay ni siquiera un trato correcto ne numerosas ocasiones, resulta complejo entender a quienes  se toman la libertad de considerar la enfermedad como una batalla, una lucha y dividen  entre valientes, luchadores y guerreros y quienes no quieren ni asumen ni les apetece que un desconocido posiblemente con muchos menos años de vida  y experiencia les diga cómo se deben de sentir. La misión del terapeuta, del medico, del enfermero, del auxiliar es cuidar y luego curar cuando es posible. La misión del enfermo es recuperarse o adaptar su vida a su circunstancia (dietas, medicación, rehabilitación) . En el día a día hay miles de circunstancias personales, ideológicas de creencias, de actitudes que no se pueden resumir ni calificar con términos belicistas, un enfermo no tiene porqué afrontar su enfermedad como un guerrero, la puede afrontar como un creador, un poeta un pintor, un cantante, la puede afrontar realmente como quiera, es él quien al padece no el director de una campaña de marketing . Los términos en los que se prejuzga una actitud usando un lenguaje que de sí ya discrimina son peligrosos, injustos y en ocasiones discriminatorios, yo soy mucho más que una persona con una enfermedad crónica y mi actitud ante la vida no es de lucha, es de compresión, adaptación y ayuda a los demás, le que quiera pelear o ahuyentar los fantasmas de la debilidad y el miedo ante el dolor, la discapacidad o la muerte, tiene términos mucho más adecuados, humanos y positivos que los belicistas, no soy un guerrero ni un héroe, ni lo quiero ser. 

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