La referencia más temprana sobre flatulencias se encuentra en una tablilla sumeria, que honra así al conquistador de la ciudad de Uruk: "...al gran Lugalzagezi, ya que cuando estalla su viento es como el vapor que se escapa del vino hervido". En el Antiguo Testamento se habla de un dios adorado por los moabitas, Baal-peor, al que se le ofrecían los residuos corporales. En los evangelios apócrifos de los esenios se recomienda una lavativa para expulsar del interior todas las sustancias impuras y hediondas de Satanás. El Tantra Hevajra dice: "como la flatulencia se cura comiendo judías, de modo que el viento pueda expeler viento..., así el pecado puede purgar el pecado". . En la antigua Grecia quienes dejaban escapar una ventosidad eran expulsados de la Academia y se prohibía comer judías por sus consecuencias. En Roma llegaron a tener un dios, Crepitus, al que se ofrecían eructos y flatos en las fiestas. A los romanos debemos la etimología de la palabra pedo, que viene del verbo pedare -expulsar ventosidades-. El emperador romano Claudio proclamó la libertad de emitir ventosidades en el año 41, porque un convidado suyo estuvo a punto de morir por haberse contenido en su presencia.
( ver artículo ).
Crepitus fue el dios griego (luego adoptado por Roma aunque se le considera por una parte invención o chanza y por otra heredero de una fábula egipcia, un Dios réptil ) de las calamidades del vientre, según su palabra : " los neumas y gases personales siguen ocasionando disturbios y provocaciones cuando se dejan escuchar en lugares inapropiados.Pero en familia es conveniente legalizar esos efluvios y acostumbrarnos a compartir con ellos nuestro aire, pues de lo contrario seria necesario vivir con el sobresalto de esconderlos, lo que no siempre llega a ser posible."
Así pues el resultado de un proceso biológico natural nos pone en ocasiones en aprietos asunto del que los afectados de SII podemos escribir miles y miles de anécdotas.
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